Aprovechemos la madurez para
convertirnos en una gran mujer,
más fuerte, más valiente, más segura y mucho
más atractiva.
Cuando disfrutamos de la juventud,
solemos también sufrir de
la inseguridad que la caracteriza,
y no nos valoramos ni conocemos
como debiéramos.
Cuando el tiempo pasa y no somos tan jóvenes,
es cuando
verdaderamente sabemos
quiénes somos y lo que queremos.
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